Por la Dra. Maria Laura Lastres @MLaura_Lastres

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El título de este artículo hace referencia a un hashtag que anda circulando por las redes sociales por estos días. A sabiendas de la necesidad de modificar la composición de la actual Corte Suprema de Justicia de la Nación, con proyectos presentados desde todos los bloques y con candidatos claramente perfilados y avalados por el oficialismo, podemos ver que las mujeres nuevamente perdemos la partida.
De confirmarse la incorporación de Rosatti y Rosenkrantz, el máximo tribunal se encontraría compuesto por cinco miembros, de los cuales sólo una es mujer. Pero, ¿es suficiente proponer más mujeres en la Corte para garantizar una justicia con perspectiva de género? Creemos que no. El solo hecho de ser mujer no garantiza que la candidata o futura jueza aporte al Tribunal Supremo la perspectiva de género que tanto se necesita en la justicia de nuestro país.
Hace ya un tiempo se viene trabajando en otra campaña denominada #MásMujeresMásJusticia para lograr la equidad en la composición de los distintos fueros y en el acceso a la carrera judicial, que por cierto presenta serias deficiencia en lo que a las oportunidades para las mujeres respecta. En muchos fueros, la presencia femenina es escasa, mientras que parecieran concentrarse en aquellas materias vinculadas al paradigma de la “ética del cuidado”.
Históricamente se ha sostenido que las mujeres somos excelentes cuidadoras: madres, esposas, hijas, enfermeras, juezas de familia, de menores, etc. Y sobre ese paradigma es sobre el que hay que trabajar con el objetivo puesto en la erradicación del mismo. La capacidad de las mujeres no se agota en la facilidad o predisposición para cuidar de otros y otras.
Claro que tampoco es correcto pensar en una imposición de cupo, como ya funciona por ley al momento de conformar listas de candidatos a presentarse a elecciones. Sabemos que el cupo fue un avance en muchos ámbitos, pero también que provocó que muchas mujeres tomaran el rol de meros decorados o sólo para cumplir con los requisitos legales, lejos, muy lejos de luchar por la equidad entre hombres y mujeres.
Desde este espacio creemos que la equidad de oportunidades es vital para una sociedad participativa, democrática, respetuosa de los valores y consciente de las transformaciones sociales y culturales, pero también estamos convencidos que la mejor forma de pelear por los espacios es demostrando lo que podemos aportar.
No podemos seguir esforzándonos el doble o triple para demostrar que somos mujeres, somos capaces y podemos estar en puestos de liderazgo y capacidad de conducción. Tampoco podemos aceptar que algunos jueces consideren que la inclusión de una mujer en un tribunal va en detrimento de su rol en el hogar.
No estamos destinadas a las tareas domésticas. No somos las únicas cuidadoras de niñas, niños y adultos mayores. Si nos consideramos una sociedad evolucionada, empecemos a demostrarlo. La mejor forma es garantizar el acceso equitativo de hombres y mujeres a los puestos de trabajo.

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